La psicología como ciencia
No es de extrañar que el nacimiento de la psicología científica se haya producido en el campo de la fisiología, es decir, priorizando el estudio de las respuestas del cuerpo humano ante determinados estímulos físicos. Fenómenos que pueden ser observados y medidos. La infancia de la psicología como ciencia, un tanto arbitrariamente, se podría señalar entre la fundación del primer laboratorio de psicología por parte de Wundt en 1879 hasta principios del siglo XX, cuando comenzarán a desarrollarse tres corrientes que podrían representar la etapa juvenil de nuestra ciencia: el “Conductismo” (Behaviorismo), la “Teoría de la forma” (Gestalttheorie) y el “Psicoanálisis”. Las profundas transformaciones sociales y culturales que se producen en Europa después de las dos guerras mundiales serán el contexto histórico para el desarrollo de las corrientes psicológicas vigentes en la actualidad, las cuales ofrecen en parte perspectivas nuevas y en parte reformulaciones de las ya propuestas por las escuelas anteriores.
La Psicología experimental
En 1843, el filósofo inglés Stuart Mill, en su Sistema de Lógica, propone la independencia de la Psicología. La nueva ciencia debe abandonar el terreno de los principios a priori y entrar de lleno en el campo de la observación y la experimentación. El médico alemán W. Wundt (1832 – 1920), continuando esta idea, fundó en 1879 el primer laboratorio psicológico.
La importancia de la obra de Wundt reside fundamentalmente en dos hechos: por un lado puede considerarse corno una síntesis de los avances de la incipiente psicología de la época; y por otro, su introspeccionismo y su elementalismo serán las bases sobre las que se edificarán, en reacción crítica, las diferentes escuelas posteriores.
El Conductismo
Influyeron decisivamente en el nacimiento de la psicología de la conducta los descubrimientos realizados por el ruso Pavlov (1849-1939) sobre los reflejos condicionados. Este investigador, experimentando sobre todo con perros, descubrió que la salivación que producía en ellos la vista de la carne podía ser producida también por una señal que hubiese aparecido, durante un cierto tiempo, simultáneamente con el alimento. Al cabo de un tiempo de aprendizaje, el perro respondía de la misma forma a un sonido o a una luz determinada que al estímulo primitivo. Aparecía por lo tanto en el animal un reflejo condicionado.
Tomando como punto de partida tales experimentos, J. B. Watson (1878-1958) publicó en 1913 un manifiesto psicológico en el que declaraba que la psicología debía atenerse al estudio de las reacciones objetivamente observables que un organismo ejecuta en respuesta a los estímulos, igual-mente observables, del medio.
La gran innovación del behaviorismo o conductismo, en reacción con la psicología wundtiana, era la total desconfianza respecto de la introspección. Esta es, en efecto, justamente lo contrario del método objetivo: por un lado, la experiencia interna es algo prácticamente incomunicable, subjetivo y recusable por otro individuo que no participe en ella; por otro, hace imposible la introducción de cualquier medida y, por consiguiente, la aplicación de un análisis preciso.
Watson quiere fundar una psicología objetiva, basada en la experimentación y en lo exteriormente observable, es decir, la conducta. Así pues, emprenderá el análisis de la conducta con la intención de reducirla a un puro juego de condicionamientos basados en el mecanismo del estímulo-respuesta. El papel del aprendizaje y de los hábitos será fundamental en la explicación de la conducta humana y Watson reducirá la influencia de los factores innatos a su mínima expresión para privilegiar el papel del medio.
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